VIDEOCONSULTA

LAS NECESIDADES ETOLÓGICAS DEL GATO

El gato doméstico (Felis silvestris catus) es un animal especialmente sensible al estrés. Tanto el estrés agudo como el mantenido en el tiempo, pueden provocar alteraciones de la conducta y problemas de salud. Es importante conocer el comportamiento normal del gato y sus necesidades más básicas (alimentación, sociales, comunicación) cuando decidimos compartir nuestras vidas con ellos.

La International Society of Feline Medicine (ISFM) y la American Association of Feline Practicioners (AAFP) han elaborado una guía con las necesidades ambientales del gato, dividiéndola en lo que llaman los 5 pilares de la salud ambiental en gatos. Estas necesidades deben tenerse en cuenta para prevenir posibles alteraciones del comportamiento en el gato así como posibles problemas médicos asociados a una situación de estrés; pero también pueden emplearse dentro de un plan de tratamiento con el objetivo de eliminar o reducir los factores estresantes. En ambos casos, estas necesidades que deben ser cubiertas forman parte del enriquecimiento ambiental que tantas veces recomendamos los etólogos para evitar o bien para tratar alteraciones de la conducta felina.

Veremos a continuación cada uno de estos pilares, de forma más detallada:

1.- Proporcionar un lugar seguro:

Los gatos, en la naturaleza, son tanto depredadores como presas. Esto último hace que sean animales especialmente desconfiados y temerosos o, mejor dicho, precavidos. Por esta razón, deben poseer uno o varios lugares donde poder refugiarse. A menudo, es el gato quien busca y escoge sus zonas seguras en el domicilio. Los propietarios de gatos pueden ver como muchas veces su mascota se sitúa en lugares elevados, donde no solo pueden “aislarse”, sino también controlar su entorno sin ser molestados.

Los lugares que pueden ser escogidos como zona segura para el gato son muy variados: desde zonas elevadas (como estanterías, armarios, muebles) hasta zonas oscuras o de difícil acceso (huecos, cajoneras…). Es importante que estos lugares tengan uno o varios puntos de salida, para permitir al gato escapar si fuera necesario.

Los gatos aprovechan todo el espacio disponible en su entorno. Los lugares altos, como baldas y estanterías, son usados por estos animales como lugares de descanso y zonas seguras.

En hogares donde viven varios gatos, o donde el gato tiene que convivir con algún perro, es particularmente importante proporcionar zonas seguras donde el animal pueda permanecer tranquilo y sin ser molestado por el resto de mascotas.

Además de estos lugares, podemos “crear” nosotros mismos zonas seguras para el felino en casa. Una simple caja de cartón, o bien un transportín, pueden servir como escondite. Además, en el mercado encontramos distintos accesorios para que los gatos puedan esconderse y pasar desapercibidos.

Una caja de cartón es un elemento sencillo y económico con el que podemos mejorar el enriquecimiento ambiental. En cuanto a la cantidad de zonas seguras, como mínimo debería haber el mismo número que gatos hay en casa. En cualquier caso, los gatos tienden a elegir sus propios lugares donde refugiarse.

En casas donde conviven varios, las zonas seguras deben estar alejadas unas de otras en la medida de lo posible.

La necesidad de esconderse también debe ser tenida en cuenta en las salas de hospitalización  de clínicas y hospitales veterinarios. Añadiendo un pequeño accesorio en la jaula, donde el gato pueda refugiarse, podemos reducir su estrés y mejorar su estancia el tiempo que debe permanecer allí. Basta con colocar una toalla en el frontal de la jaula, de forma que el gato no vea otros animales que pueden estar hospitalizados en el mismo lugar, ni se sienta observado por ellos.

En el mercado existen diversos accesorios que pueden ser utilizados como zona seguro por los gatos.

 

2.- Proporcionar suficientes recursos: 

Cuando hablamos de recursos nos referimos a los comederos, bebederos, bandejas, rascadores y zonas de descanso. Cada uno de ellos deberá estar separado del resto, sobre todo el comedero y bebedero respecto a las bandejas de eliminación.

El gato ha heredado la conducta de alimentación de su ancestro, el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica). Éste ingiere  entre 10 y 20 pequeñas presas al día; el gato doméstico se caracteriza por comer pequeñas cantidades de alimento, varias veces al día. Esto supone que, en casa, el gato debe tener siempre pienso a su disposición , y convendría colocar varios comederos en distintos puntos. En caso de que hayan otras mascotas, como perros, los comederos y bebederos deberán colocarse en lugares a los que el perro no pueda acceder.

Cuando hay más de un gato, debemos proporcionar tantos recursos como animales haya en la casa para evitar conflictos

En cuanto a la ingesta de agua, el gato salvaje ingiere la mayor parte del agua de sus presas, lo que unido al hecho de habitar zonas áridas, hace que el gato sea un “mal bebedor”. Por ello, es importante proporcionar varios puntos de agua, colocando diversos bebederos en el domicilio. Además, hay que tener en cuenta que los gatos valoran más la calidad que la cantidad, por lo que se deberá renovar el agua de los bebederos al menos una vez al día, para que siempre esté fresca y limpia. Para aumentar el consumo de agua, puede encenderse el grifo de la cocina o baño y dejar que el gato beba del chorro. A algunos gatos les encanta beber de fuentes de agua móviles.

Si los gatos no ingieren la cantidad de agua necesaria, pueden sufrir problemas renales, como cristales y cistitis idiopática felina. Para evitar esto, deberemos colocar varios bebederos en casa, y proporcionar fuentes alternativas de agua, como el chorro del grifo.

Los lugares de descanso son muy apreciados por los gatos. Como ocurre con las zonas seguras, suele ser el gato quien escoge su zona de descanso (de hecho, muchas veces la zona segura y la de descanso son la misma). Estos lugares son zonas tranquilas, a menudo elevadas u oscuras.

La bandeja de eliminación, donde el animal hace sus necesidades, deberá situarse lo más lejos posible de los comederos y bebederos, y en un lugar tranquilo, donde el gato no sea molestado cuando deba utilizarla. Asimismo,es aconsejable que cumpla algunos requisitos (bordes bajos, suficientemente grande para que el animal se de la vuelta, fácil acceso) para facilitar su uso por parte del  animal. Si existen varios gatos, deberán colocarse el mismo número de bandejas que de gatos, más una; de esta forma, hay bandejas suficientes para todos. Por lo general, los gatos prefieren arena aglomerante y no perfumada. También es importante mantener limpias las bandejas. Se recomienda cambiar por completo la arena una vez por semana, y limpiar los restos de orina y heces a diario. Muchas veces, los problemas de eliminación que presenta el gato se deben a una aversión a la bandeja o al sustrato, o al lugar donde está situada.

La bandeja debe ser suficientemente grande, con bordes bajos y de fácil acceso; se situará en un lugar tranquilo y poco frecuentado. Debe mantenerse limpia.

La conducta de rascado no solo es normal, sino que es necesaria en la especie felina; el rascado es una forma de comunicación, ya que mediante este comportamiento el gato deposita feromonas que indican a otros sujetos que está en su territorio. Por otro lado, mediante el rascado el gato mantiene sus uñas en buen estado. Esto implica que el animal buscará superficies en las que rascar, a menudo superficies rugosas, como sofás, camas, cortinas… Como es lógico, esto es visto como un problema para el propietario; por eso, el uso de rascadores es una buena opción para desviar esta conducta y evitar destrozos del mobiliario casero.

Es preferible que los rascadores sean verticales; deben tener buena sujeción para que no se caigan ni se balanceen cuando el gato los esté usando. Si se usan rascadores con cuerda, se aconseja que la dirección de éstas sea transversal. En el mercado existen multitud de rascadores, pero también pueden usarse materiales caseros, como alfombrillas y felpudos. Se deben colocar en la casa desde que el gatito es cachorro, para que vaya acostumbrándose a rascar en ellos. Como en los casos anteriores, se recomienda colocar tantos rascadores como gatos hayan en la casa.

3.- Proporcionar oportunidad de jugar

Los gatos, pese a lo que se suele creer, son animales que están activos la mayor parte del día; en estado salvaje, pasa unas 18-20 horas despierto (cazando fundamentalmente). En casa, sin embargo, no necesita cazar, por lo que la rutina normal se invierte, y el gato pasará más tiempo inactivo o durmiendo. Por tanto, es necesario entretener al gato para que tenga suficiente actividad a lo largo del día. De lo contrario, pueden aparecer conductas que para el propietario son molestas, como que el gato se lance a sus pies cuando camina por la casa. En estos casos, se suele malinterpretar el comportamiento del gato, y se piensa que está atacando al dueño. En realidad, se trata de una agresividad por juego, en la que el gato muestra secuencias de caza, como esperar, acechar, y lanzarse a los pies del propietario mientras anda. Esto se debe a que el gato incorpora secuencias de caza en el juego, o dicho de otra manera, juegan a cazar (bien sea al propietario o a otros gatos o mascotas). Esto explica por qué cuando juegan dos o más gatos parece que estén peleando.

En la naturaleza, el gato pasa la mayor parte del día activo; en casa, ocurre lo contrario. Es importante establecer una rutina diaria de juego para reducir la llamada agresividad por juego.

Para reducir tal comportamiento hacia el propietario, hay que ofrecer oportunidades de juego al animal, creando una rutina diaria de juego con él. Los momentos en que están más activos son al amanecer y al atardecer, pues son animales crepusculares. Creando esta rutina, se satisface la necesidad de juego y actividad del animal, reduciéndose así la “caza” al propietario o a las visitas. Tan importante como jugar con el gato es saber hacerlo correctamente, sin usar las manos (para evitar lesiones), y utilizando pelotas, cuerdas…

Además de estas formas tradicionales de jugar, también puede usarse juguetes interactivos, bolas dispensadoras de comida, y el adiestramiento en obediencia (siempre en positivo, usando refuerzos) para enseñar trucos al gato. De esta forma, lo mantenemos ocupado, aprende y desarrolla sus capacidades cognitivas.

Los juegos interactivos estimulan mentalmente al gato

 

4.- Proporcionar relaciones predecibles, consistentes y positivas con el propietario

Cuando convivimos con un gato, es fundamental que la relación dueño-animal sea adecuada. La habituación a la presencia de personas debe comenzar cuando el gatito tiene entre 2 y 7 semanas (periodo de socialización). Debe manipularse a los gatitos a diario, por diferentes personas, de forma suave. El objetivo de esto es reducir la probabilidad de que en su etapa adulta muestre problemas de miedo hacia las personas, y pueda gestionar mejor las situaciones novedosas y estresantes.

Debe ser el gato quien inicie las interacciones con el propietario y, en cualquier caso, si es el propietario quien decide iniciarlas, jamás debe forzar al animal. Si un gato no quiere interaccionar en un momento determinado, es mejor dejarlo y esperar a que sea él quien se aproxime a la persona. La manipulación es mejor tolerada en la parte de la cabeza y las mejillas, mientras que se debe evitar en el abdomen, por ser una parte vulnerable.

Algunos signos de relax cuando el gato interacciona con personas son: ronroneo, frotar la cabeza o las mejillas en el cuerpo de la persona, subirse al regazo, rodar sobre sí mismo quedando boca arriba, mantenerse próximo a la persona.

Aunque por lo general la búsqueda de contacto e interacciones sociales es mayor cuando son gatitos, el nivel de contacto que puede admitir un gato dependerá del nivel de socialización que haya tenido en su etapa temprana.

5.- Proporcionar un entorno respetuoso con el sentido del olfato

El olfato en los gatos es un sentido muy desarrollado, que usan, entre otras cosas, para comunicarse. Los olores provenientes del entorno, de otros gatos y de sí mismos, son analizados constantemente y permiten identificar lugares y otros gatos y personas como conocidos. Esto influye en que el gato se sienta relajado y libre de estrés cuando se encuentra en un lugar o junto a un congénere que conoce bien.

Hay que evitar en la medida de lo posible usar perfumes y ambientadores con olores fuertes que podrían resultar molestos para el gato. También se recomienda evitar productos con olor a cítricos por resultar desagradables. En la limpieza, no es aconsejable usar productos que contengan amoníaco ni lejía, ni siquiera para limpiar la orina (ya que es contraproducente).

Cuando un gato frota la cara sobre un objeto, deposita las llamadas feromonas faciales. Esto le ayuda a reconocer el objeto y el lugar, reduciendo así el estrés y la ansiedad.

También se recomienda no lavar en profundidad los objetos del gato ni los lugares donde marca facialmente, para no eliminar el rastro de olor. Una opción es lavar la camita del gato por partes, en lugar de meterla en la lavadora.

Algunos gatos no reconocen a sus congéneres cuando vuelven del veterinario, ya sea por una visita o por haber permanecido hospitalizados. Esto puede provocar reacciones agresivas del gato que queda en casa hacia el que ha vuelto de la clínica. Para evitar este problema, se recomienda hacer un protocolo de reintroducción.

Aprovechando la sensibilidad olfativa del gato, pueden usarse olores agradables para reducir el estrés y la ansiedad. El olor a lavanda es uno de ellos. Pueden usarse ambientadores con olor a lavanda, o incluso la propia planta, colocándolos en la estancia de la casa donde más tiempo pasa el gato. Las feromonas sintéticas también pueden resultar útiles en algunos casos para reducir el estrés y la ansiedad.

Resumiendo, cuando vivimos con un gato es fundamental conocer su comportamiento y sus necesidades etológicas para garantizar un entorno lo más adecuado a ellas. De esta forma, no solo podremos prevenir problemas de conducta y de salud, sino que garantizaremos el bienestar de nuestros felinos. Un ambiente respetuoso con las necesidades del gato nos permite tener un animal más relajado, equilibrado y del que poder disfrutar en toda su plenitud.

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